Los cortes de luz de la Argentina y lo que fracasó durante todo el siglo XX: un modelo de demanda que se basa en la idea usar el dinero de los contribuyentes para subsidiar el sistema creyendo que la energía es inagotable. Desde nuestro grupo, latino-américanos y Europeos, analizamos y proponemos cambios.

Es fácil remontarse a solo 5 años atrás cuando veíamos colapsado el sistema energético Argentino y que no se viene invirtiendo ni en energías limpias y no convencionales, ni en renovables ni en servicios medio ambientales ni en un sistema fósil decente con una eficaz distribución. Ya entonces veíamos que se piensa en el sistema básicamente como un sistema inagotable.

El centro de la filosofía sería, gastar lo que se requiera y subsidiar la energía de origen fósil como si esta fuera gratis, infinita y sostenible. Sino nos alcanza, la importamos. Pero la idea es que la energía es infinita y se suministra lo que haya que suministrar. No llegaron ni las ideas de Kyoto de los 90’s, ni la discusión del cambio climático, ni se enteró nadie que el mundo tiene un problema energético enorme y se requiere mucho hasta lograr un país con energía sostenible.

Y hoy nos preguntamos, ¿Es compatible el modelo de la Argentina de los Kirchner con un sistema energético que favorezca el bien común? ¿Es viable y sostenible en el tiempo? ¿Ahora que se evidencian los problemas y los cortes, hacia qué tipo de sistema debe ir la Argentina? ¿Podemos pensar que esto es todo culpa de las empresas? ¿Tuvimos un modelo sostenible?

actual 2012

El sistema energético actual y su generación eléctrica fuertemente dependiente del sistema de energía fósil (2012). Fuente: WWF

La realidad es que el sistema actual si se continua priorizará solo a ricos y no a la mayoría, no solo de estos años, sino comprometiendo los años venideros. Y esto tiene que ver con que hay un flujo de dinero, de los contribuyentes, es decir de los impuestos, que va directamente a subsidiar monopolios y sistemas «concordados» con el estado y que son 100% insostenibles.

Los numerosos cortes de luz que se registraron en los últimos días en distintas regiones del país, en medio de una ola de intenso calor, dejaron al descubierto una «cruda realidad: la crítica situación que atraviesa el sector energético» nacional. Lo que tenemos actualmente sin tarifas congeladas y precios internos muy alejados de las referencias internacionales son el corolario de una política que no se enfocó en generar incentivos a la inversión, a la producción y al uso racional de la energía. Desde enero de 2002 (casi 12 años), cuando se sancionó la ley de Emergencia Pública en la Argentina (la número 25.561), las tarifas se han mantenido prácticamente inamovibles.

Algunos elementos que son interesantes de revisar:

  • Los aportes del Tesoro Nacional para mantener las tarifas congeladas en los hogares financiaron gastos corrientes en lugar de inversión. Así mismo recalca: «En este contexto, por cada 100 dólares que exportan actualmente los productores agropecuarios, 47,8 dólares se destinan a la importación de combustibles, en un intento por satisfacer la demanda interna: casi el doble del promedio del mismo período (los ocho años anteriores).
  • El dinero de la gente (los contribuyentes): En el caso de la electricidad, el Estado otorga dinero con subsidios que van a parar a Cammesa, la compañía administradora del comercio mayorista eléctrico, que debería entregarles a las empresas la diferencia entre lo que cobran y lo que deberían cobrar. Esos recursos nunca llegan en tiempo y forma. Las inversiones, por lo tanto, se demoran o directamente no se hacen. Ahora bien, los recursos que paga la Argentina para compensar un bajo costo, siempre son impuestos provenientes del fisco (es decir, del bolsillo de los contribuyentes…. es decir todos). Desde el cepo cambiario, el Banco Central perdió reservas por 17.000 millones de dólares, buena parte de los cuales se destinaron a pagos externos del Tesoro ante la desaparición del superávit fiscal. De ese total, 12.800 millones correspondieron a 2013, casi el mismo monto que insumieron las importaciones de gas natural y combustibles. El creciente déficit energético obligó además a endurecer las trabas a las importaciones de otros insumos, repuestos y equipos. En ese lapso, el dólar oficial fue ajustado 53,6% (32% el año pasado), mientras el paralelo subió 120% y la brecha cambiaria se ubica ahora en 55%. El déficit fiscal consolidado (Nación y provincias) trepó a 4% del PBI en 2013, pese a la presión tributaria récord y debe ser financiado con emisión del BCRA (más de $ 90.000 millones) y aportes de la Anses, ya que el aumento del gasto público mantuvo un piso de crecimiento superior a 32% anual. Una cuarta parte del gasto ($ 140.000 millones) corresponde a los crecientes subsidios a la energía, el transporte y las empresas públicas. Y si la emisión monetaria no fue mayor el año pasado (25%), fue porque el BCRA debió vender más dólares de los que compró en el mercado cambiario y absorbió pesos.
  • La solución del fracking que se propone para Vaca Muerta con Chevron, simplemente es inaceptable. Es una de las empresas más contaminantes del planeta produciendo gas y degradando el medio ambiente. Una solución de «manotazo de ahogado» que no llevará a nnguna parte. Más sobre el desastre que significaría el fracking y Chevron aquí.
  • Resulta que en los primeros siete meses del 2012, Argentina ha gastado 2.668 millones de dólares en la compra de gas al exterior, lo que representa un aumento del 90% en relación al mismo período en el 2011.La sangría coincide con la aplicación de las medidas más severas para evitar que el ciudadano de a pie compre dólares y se los gaste en sus viajes al exterior. El precio del fluido que llega desde el sur del Altiplano -unos 3.030 millones de toneladas cúbicas- aumentó en un 6% en los últimos ocho meses. La provisión se completa con los 2.813 millones de toneladas cúbicas de Gas Natural Licuado (GNL) que llegan por barco de otros países y cuyo precio ronda los 16 dólares por BTU (medida inglesa que equivale a 252 calorías), muy por encima de los 2,5 dólares que cuesta el escaso gas producido en las plantas argentinas de Neuquén.
  • Según la Fundación Vida Silvestre Argentina, «la situación energética de la Argentina, se ha venido deteriorando en las últimas décadas, al punto tal de que se ha perdido la capacidad de autoabastecimiento. La Argentina cuenta con una matriz basada en un 85% en combustibles fósiles, dentro de los cuales, el 55% corresponde a gas natural. La crisis del sector energético en nuestro país está directamente vinculada con la producción y consumo de gas natural«. El estudio se puede encontrar aquí.
  • No se promueven energías renovables porque se subsidian las energías fósiles (contrariamente a todos los países desarrollados). En vez de dar apoyos a las energías limpias, los impuestos y la recaudación subsidian un modelo insostenible. No obstante Argentina, tiene un potencial inmenso en renovables y sería uno de los países con tarifas renovables más bajas del mundo si se hicieran cambios legislativos acordes a un modelo sostenible.
escenario WWF Argentina

La Fundación Vida Silvestre Argentina realizó en 2012 un escenario de oferta de energía eléctrica con un horizonte a 2030, promoviendo una fuerte participación de las Energías Renovables (fundamentalmente eólica, solar, biomasa e hidro).

Los modelos energéticos que funcionan en todo el planeta, son aquellos que producen diferentes tipos de energía y que lo hacen en forma económica, de bajo costo y con altísima eficiencia. Un  modelo en Argentina que podría funcionar, es aquel en el que confluyan estos aspectos:

  • Grandes inversiones de capital en un sistema de extracción de energías fósiles (gas, carbón, petróleo y derivados) que sea altamente eficiente. En general esto no se logra con un monopolio acordado con el gobierno. Es mucho mas eficaz tener competencia y muchas empresas licitando. Con la historia reciente de corrupción de la Argentina sería mucho más lógico que no haya una empresa «amiga» sino que se deroguen leyes que permitan que muchas entidades diferentes puedan licitar obras y concursas con precios distintos. Y esto debería ocurrir con un marco legislativo muy adecuado
  • Medidas de eficiencia energética en todo el país. Venimos del modelo de demanda y necesitamos pasar al modelo de oferta, en el cual la energía no es más infinita ni barata. Es cara, se termina y cada día costará más cara.
  • Empezar a promover renovables en serio, incluso dando una tarifa eléctrica mejor como hacen muchos países.
  • Cortar los subsidios masivos a la energía fósil.
  • Favorecer las plantas descentralizadas en el sector rural, así como también sistemas combinados o con energías renovables, para producir por autoconsumo. Desde un tambo que produce leche y puede autoabastecerse con biogás, hasta los aserraderos produciendo con biomasa y sistemas solares o éolicos y hasta geotérmicos, Argentina, tiene muchas variantes posibles.

 

Moralejas:

El modelo que se debe proponer es otro y se requiere un sistema que tenga diversas empresas que sean capaces de competir entre ellas para producir y distribuir luz en Argentina de modo que los usuarios tengan un excelente servicio en costo y calidad durante todo el año. Empresas que tengan incentivos por producir renovables, y mejoras económicas y políticas que permitan que fluya la inversión y que vengan e inviertan en el sistema.

Un sistema energético sostenible, es uno amplio, variado, con premio a la energía limpia y sustentable en el tiempo, y sin apoyos o subsidios a las energías mas contaminantes y sobretodo importadas. Se requiere que capitales de adentro o fuera de la Argentina inviertan y el gobierno legisle en forma racional para lograr un sistema energético limpio y adecuado. No en el fracking de vaca muerta sino en todo el sistema en general. Y con buen marco legislativo y sin tipos mafiosos que estén en el gobierno dando apoyo a una sola empresa energética «acordada» o «semi-privada».

Se debe terminar por tanto el modelo energético que hasta hoy hemos tenido. Un modelo que no es sostenible. Un modelo que requiere pensar en la energía como una fuente posible inagotable. Argentina debe enterarse que esto no es más una opción y posiblemente para lograr cambios, se requiera de un cambio importante no solo en los gobiernos, sino en toda la sociedad la cual debe exigir un sistema energético compatible con el medio ambiente y sostenible en el tiempo.